23 febrero 2009

“Spooky actions at a distance”, en los fenómenos paranormales


“I cannot seriously relieve in it because the theory cannot be reconciled with the idea that physics should represent a reality in time and space, free from spooky actions at a distance” (Albert Einstein 1947)

Esta expresión, “spooky actions at a distance” (algo así como, efectos extraños o espeluznantes a distancia), fue utilizada por Albert Einstein en oposición a la explicación propuesta por algunos físicos cuánticos, como Bohr o Heisemberg, para el comportamiento de las partículas elementales (como la no localidad). Aquella disputa se resolvió, con ayuda del método científico (experimentos de Bell), a favor de la física cuántica. Curiosamente, alrededor de 300 años antes, el mismísimo Newton mostró su “extrañeza” por lo absurdo que le resultaba que un cuerpo actuase sobre otro (en referencia a la gravedad) sin mediación de ningún tipo, a través del espacio vacío ("Quantum weirdness. An analogy from the time of Newton).

Algunos han querido ver en los problemas científicos de la física cuántica similitudes, o mejor dicho compatibilidades, con las supuestas “acciones a distancia” que ocurren en los fenómenos paranormales, como la telepatía, la telequinesia o la curación a distancia. Es el caso de Drew Leder en su artículo titulado: “Spooky actions at a distance”. Physics, Psi and Distant healing. Sirviéndose de este paralelismo, este autor compara el desconocimiento científico de algunos de los efectos de la mecánica cuántica con el desconocimiento actual de la ciencia en relación a los fenómenos paranormales. Y, de hecho, propone algunas hipótesis, con inconvenientes incluidos, que sugiere compatibles entre la psicología y la física. Dos ejemplos cogidos del mencionado artículo:

Transmisión energética: La curación a distancia funcionaría como la radioterapia sobre un tumor maligno. Es decir, los pacientes reciben energía que reduce la masa tumoral. El (“pequeño”) problema es que la energía que participa en la curación a distancia no tiene nada que ver con las conocidas por la física actual. De hecho, esta energía no se ve modificada por barreras físicas o por la distancia, de manera que no se puede medir o cuantificar (¿Un dragón en el garaje?). Sería, por tanto, un tipo de energía parecida a las propuestas por otras culturas como la ch´i china. Una especie de energía psicoespiritual.

Entrelazamiento no local: Se sabe que la mente de una persona puede estar conectada con otras, o con un sitio o evento a distancia. Es como la madre que sabe que su hijo está en peligro. O dos amigos que deciden hablar por teléfono justo en el mismo momento. O despertarse de repente en la noche y “saber” que un pariente a fallecido… El (“pequeño”) problema es que, hasta donde se sabe, el entrelazamiento es un fenómeno que atañe a partículas y no tiene por qué tener un efecto en el mundo macroscópico, en la biología.

Sinceramente, ¿no parecen estas hipótesis (o compatibilidades) una broma? ¿Pueden ser consideradas hipótesis científicas? Desde mi punto de vista estas propuestas tienen su origen en algunos errores fundamentales. En primer lugar, una incorrecta interpretación de la relación cerebro-conducta. El cerebro no es una “caja negra” con capacidades ocultas. De acuerdo a los datos de que disponemos, y son muchos, el cerebro es un órgano biológico y su actividad (que se puede medir) es responsable de la conducta humana. Nada en la biología del cerebro hace suponer o sospechar, o mínimamente sugerir, que el cerebro tenga capacidades sobrenaturales a distancia. En segundo lugar, una incorrecta interpretación de la física cuántica. Y si no, que hablen los físicos. La no localidad en física cuántica no significa que una persona pueda estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo. Ni tampoco que las mentes de dos personas puedan estar conectadas. No es igual una partícula elemental que un cerebro.

Finalmente, comparar seriamente los problemas científicos de la física cuántica con los misterios de los poderes paranormales no es ni más ni menos que un engaño (con o sin intención). Sobre todo por una razón: La física cuántica es una teoría aceptada porque ha demostrado ser cierta en todas las ocasiones en la que se ha visto sometida a prueba. Los fenómenos paranormales no son aceptados por la inmensa mayoría de neurocientíficos, como neurobiólogos, psicólogos o psiquiatras, porque no se ha podido demostrar seriamente su existencia. Es más, hay excelentes hipótesis que explican los supuestos fenómenos de manera natural sin la invención de nada misterioso.

Tito

02 febrero 2009

Investigando "científicamente" la telepatía


Escucho en un programa de radio (La rosa de los vientos, onda cero) que se acaba de publicar un estudio científico en el que se investigan las áreas del cerebro relacionadas con la telepatía cuando ésta tiene éxito. ¡Demonios! Busco el artículo en las revistas científicas de mayor prestigio (Science, Nature) asumiendo que un descubrimiento de tal magnitud, que cambia de arriba a bajo todo lo que se conoce hasta ahora en neurociencias, mostrará pruebas muy serias del hallazgo. El extracto de dicho estudio “científico” (“Investigating paranormal phenomena: functional brain imaging of telepathy” International Journal of Yoga, vol 1:2, 2008) es el siguiente:

Introducción: La telepatía consiste en la comunicación de las impresiones de cualquier índole de una mente a otra, independientemente de canales sensoriales reconocidos. Hace tiempo que la investigación sistemática ha obtenido pruebas claras (compelling evidence) de la existencia de la telepatía. Estudios previos han relacionado los fenómenos paranormales con el hemisferio cerebral derecho.
Objetivo: Dilucidar las bases neurales de la telepatía examinando, para ello, a un sujeto con esta habilidad.
Métodos: Resonancia magnética funcional (fMRI) en un sujeto experimental (el famoso mentalista G. Senehi) y en un sujeto control. Ambos sujetos tienen que identificar (mientras se lleva a cabo la fMRI) el dibujo realizado por un investigador (y transmitido telepáticamente) para luego ser capaces de reproducirlo.
Resultados: El mentalista mostró una activación del giro parahipocampal derecho al realizar la tarea telepática con éxito (succesful performance). El sujeto control, que no realizó la tarea con éxito, mostró una activación del giro frontal inferior izquierdo.
Conclusiones: Estos hallazgos sugieren una relación entre el sistema parahipocampal derecho y los fenómenos paranormales como la telepatía.

¿Puede cambiar este estudio la historia de las neurociencias…, y de la psicología, la biología, la física…? No. No, sencillamente porque no es un estudio científico. Me explicaré:

1.- ¿Cuál es la hipótesis de trabajo de los autores? Este punto me resulta paradójico. La investigación se centra en el cerebro, asumiendo que es el órgano responsable de las capacidades sensoriales (¡Bueno…, menos mal!).Pero, ¿dónde se aportan en la introducción del artículo los datos que apoyan el hecho de que puede haber cambios en la actividad neuronal ante “estímulos telepáticos”? Sin embargo, se ignora todo el conocimiento que se tiene hoy en día de cómo el cerebro recoge y procesa la información del entorno, estímulos que acceden al cerebro a través de los canales sensoriales reconocidos. Por poner un ejemplo, es como si investigamos el movimiento de nuestros miembros midiendo la actividad de nuestros músculos pero ignoramos todo lo que se conoce de la función muscular (contracción/extensión) y postulamos en cambio que hay algún tipo de “energía cuántica” o algo similar, que emana de los músculos, y que hace que los miembros se muevan. ¿No resulta absurdo e innecesario?

Y por ignorar, ni siquiera se citan otros trabajos recientes que utilizando la misma técnica (fMRI) obtubieron resultados negativos en lo que respecta al papel del cerebro en los fenómenos paranormales (“Using neuroimaging to resolve the psi debate”, Journal of Cognitive Neuroscience, 20: 182-192, 2008).

2.- El experimento se realiza una sola vez y con un solo sujeto experimental y un solo sujeto control. Cualquier resultado obtenido de esta manera sólo puede ser considerado de anecdótico. Los controles son la clave de los experimentos científicos, al igual que la reproducibilidad de los supuestos efectos. ¿Cómo, si no, podemos descartar el mero azar en los resultados? ¿Podemos imaginar a un médico recetando un medicamento que ha probado una sola vez y con un solo individuo?

3.- La objetividad de los resultados deja mucho que desear. La transmisión telepática se considera exitosa en base al parecido que tiene el dibujo hecho por el mentalista con el dibujo “transmitido” (ver figura). ¿No es basatante subjetivo medir el parecido? ¿Cómo de parecido ha de ser para ser considerado exitoso? ¿Es suficiente “un poco parecido” o tiene que ser un rotundo “muy parecido”? Precisamente cuanto más cualitativa (y menos cuantitativa) es la variable que se mide mayor tienen que ser los controles utilizados en cualquier estudio científico que se precie. Pensemos, por ejemplo, en los defensores de los horóscopos. ¿Cuánto se parece lo que dice nuestro horóscopo a nuestra situación real? Como se suele decir, depende del cristal con que se mire. Esto no es científico, no es fiable.

Dicho lo anterior, poco se puede concluir de los datos obtenidos con el fMRI. Tanto es así que los propios autores dedican el último párrafo de la discusión a las limitaciones del artículo. Según ellos, el estudio hubiese sido más riguroso si Mr Senehi hubiese replicado su “éxito” con una activación cerebral similar en otra sesión de fMRI. Lamentablemente, aseguran los autores, esto no pudo hacerse porque este mentalista sorprendentemente se sintió incómodo (discomfort) días después de la resonancia (¿?). Además, añaden, utilizar un solo sujeto control fue otro factor limitante.

Factores limitantes que no fueron suficiente razón para rechazar su publicación…, incluso en el Internacional Journal of Yoga. ¿No será que lo de menos es investigar la verdad del fenómeno?

Tito