24 abril 2007

Líbranos Señor de tu moral patológica



1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. (...)
9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.
10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.(...)
16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;
17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.(...)
Génesis 22:1-19


¿Ahogaría usted a su hijo para salvar a un grupo de personas? Si hacemos el esfuerzo mental de situarnos en dicho contexto, esta pregunta supone un conflicto moral muy serio. ¿Es “bueno” sacrificar a una sola persona para salvar a un grupo? Quizá sí. Pero, ¿y si esa persona es su hijo? No cabe duda de que en este último caso la mayoría optaríamos por salvar a nuestro hijo. ¿Egoístas? ¿Y si alguien optase por lo contrario? ¿Qué pensaríamos de él? Supongo que, en principio, quedaríamos impresionados. ¡Alguien capaz de sacrificar a su propio hijo con el noble fin de salvar la vida de un grupo de personas! Admiraríamos su conducta moral como fiel reflejo de la divina condición humana. Condición que nos permite diferenciar el Bien del Mal y guiar así nuestra vida por el camino correcto. Altruista y bondadoso. A buen seguro que Dios estaría orgulloso de él, como lo estuvo de Abraham. Sí, probablemente pensaríamos eso..., pero hay un pequeño problema. Y es que optar por sacrificar a nuestro hijo en un dilema moral como el mencionado es antinatural. En otras palabras, alguien que toma esa decisión... ¡está enfermo!

Según el último trabajo del grupo del neurobiólogo Antonio Damasio y publicado en Nature, sólo los pacientes con una lesión en un área específica del cerebro, la corteza prefrontal ventromedial (ver figura), contestarían afirmativamente al conflicto moral planteado (“sacrificar a un hijo...”). Sin embargo, estos sujetos son capaces de resolver adecuadamente (comparado con los controles) otro tipo de conflictos morales fuera de la esfera personal y, por tanto, con menor contenido emocional. Los juicios morales requieren la combinación en nuestro cerebro de operaciones emocionales y racionales. Según los autores, la corteza prefrontal ventromedial estaría implicada principalmente en los juicios morales que requieren un alto contenido emocional. Como ya hemos mencionado en otras anotaciones, la corteza prefrontal juega un papel clave en el juicio moral, en diferenciar lo que está bien de lo que está mal (léase, contexto biológico). De nuevo, estos estudios de investigación en el cerebro muestran que la conducta moral humana no pertenece a la esfera de lo sobrenatural, de lo divino. Aquellos en los que la función de esta área del cerebro esté alterada tendrán un juicio moral distorsionado, incoherente con la función natural (biológica) del cerebro en la que prima la supervivencia. ¿Hay algo más importante que la descendencia?. La mala noticia es que nunca podremos ser como Abraham... ¡Estamos “diseñados” para ir al infierno!

Tito

Adenda (15/7/2008): Comentario en Nature del articulo por Chris Frith (Feeling right about doing right). Otro comentario en Nature con respuesta de los autores (Do abnormal responses show utilitarian bias?).

19 abril 2007

Intermezzo II


A través de Skeptico me entero de la última edición de los Annual Pigasus Awards que James Randi “concede” a las ocurrencias paranormales más extravagantes. El premio “al científico que dijo o hizo la cosa más estúpida relacionada con lo sobrenatural, lo paranormal o lo oculto” durante 2006 se lo lleva Rupert Sheldrake por sus estudios (¡!) sobre la “telepatía telefónica”: “los delirios de este hombre aumentan según pasa el tiempo y cada año se le ocurren ideas más estúpidas” Randi dixit. Estoy de acuerdo con la crítica de Skeptico a la concesión de este premio en tanto que es bastante cuestionable calificar a Sheldrake de científico. En esta bitácora ya nos reímos en su día con este tema: Un improbable futuro del cerebro: “la conexión invisible”.

En Scientific American.com se comenta un estudio mostrando que los individuos que tienen recuerdos de vidas pasadas son más propensos a equivocar la fuente de la que proviene una determinada información, un tipo de error que parece ser la antesala para la creación de falsos recuerdos. Una crítica al estudio es que los individuos utilizados en el estudio habían utilizado la hipnosis para supuestamente “recordar” sus vidas pasadas, lo que podría estar sesgando el estudio (es posible que la susceptibilidad para ser hipnotizado sea el parámetro que se correlacione con el cometer los errores de memoria evaluados). En cualquier caso este estudio coincide con los de Susan Clancy mostrando que la propensión a crear falsas memorias de las personas que afirman haber sido abducidas por extraterrestres.

Una vez más recomiendo alguno de los últimos apuntes de El Cerebro de Darwin: El planeta de los simios... calculadores, donde se comentan las habilidades matemáticas de los chimpancés (con un enlace a una página con videos mostrando dichas habilidades); ¿Fue Santa Teresa doblemente feliz? donde se ahonda (como el título del apunte sugiere) en la polémica suscitada por la película “Teresa, el cuerpo de Cristo”; y, sobre todo, ¿Es azarosa la evolución? donde Brainy da rienda suelta a su vocación literaria y a su inteligencia (guiada por el maestro Dawkins).

Y para finalizar una amena e intensa lección de neuroanatomía básica para facilitar la lectura de esta bitácora:




Lupe

06 abril 2007

¿"Cascos de Dios" para celebrar la Pasión?


De nuevo la Pasión de Cristo... Sólo un breve comentario en cuanto a la relación del fenómeno místico y el cerebro, hecho del que ya hemos hablado en esta bitácora. Tiene que ver con un artículo publicado en 2005 que ha llegado recientemente a mis manos. Los neurobiólogos no ponen en duda la relación entre la actividad de áreas específicas del cerebro y las experiencias místicas. Y también otros fenómenos llamados extraños o considerados dentro del mundo de lo paranormal, como las experiencias fuera del cuerpo, las experiencias cercanas a la muerte o la sensación de presencias fantasmagóricas. O la mismísima presencia del todopoderoso, Dios. Uno de los investigadores que más a promovido la relación entre la actividad cerebral y la presencia de Dios es el neurólogo canadiense Michael Persinger . La cuestión es que él sugiere que fuentes magnéticas de origen natural (intensidad débil) pueden interaccionar con el cerebro y provocar este tipo de experiencias. Y lo ha confirmado con sus resultados en los que mediante estimulación magnética transcraneal (TMS) de débil intensidad provoca la percepción de fenómenos místicos en sujetos voluntarios. Y de aquí a los llamados cascos de Dios (God Helmet)..., sólo hay que navegar en la red.

El objeto de este apunte es poner en relieve (aunque con retraso) que los resultados de Persinger han sido puestos en duda por unos investigadores de Uppsala (Suecia). En un estudio doble ciego realizado a 44 estudiantes de pregrado, estos investigadores no consiguieron reproducir los resultados del neurólogo canadiense. A pesar, incluso, de consultar con el propio Persinger las condiciones de estimulación magnética. De esta relevante noticia se hizo eco Nature en su día. Así que la utilidad de los “Cascos de Dios” está en entredicho. Pero lo más interesante del trabajo de los investigadores suecos es que hubo un porcentaje de individuos que tuvo, de hecho, experiencias místicas, aunque independientemente de si eran sometidos a la estimulación magnética o no. ¿Entonces? ¿Dios juega a los dados..., con nosotros?

Las experiencias espirituales se correlacionaron significativamente con el “nivel” de sugestionabilidad de los individuos, de acuerdo a características de personalidad obtenidas mediante test determinados. De esta manera los sujetos podrían anticipar los efectos de la supuesta TMS. En otras palabras, la probabilidad de experimentar un fenómeno místico era tanto mayor cuanto mayor era la tendencia “new age” o “abierta” a asumir ese tipo de fenómenos, de los individuos. Los autores de este estudio se plantean si esta misma razón podría explicar los resultados de Persinger (1). Y sacan sus propias conclusiones: La asunción de la relación entre la activación de la corteza temporal y las experiencias religiosas es excesivamente simplista. A Dios no se llega simplemente mediante la estimulación de nuestro cerebro en la corteza temporal. Hay que tener en cuenta otras áreas del cerebro, como la corteza prefrontal, y otros factores motivacionales y cognitivos. Y por supuesto la personalidad de los sujetos. Bien pensado, esto podría explicar los efectos diferentes que causó la TMS en Susan Blackmore y Richard Dawkins.

En cualquier caso, la relación entre la actividad cerebral y la experiencia mística (al igual que otros fenómenos paranormales) no se cuestiona. Sí, los mecanismos neurobiológicos implicados en estos fenómenos.

Tito

(1) Persinger discutió el trabajo de los investigadores suecos indicando que quizá los sujetos no fueron expuestos al campo magnético durante suficiente tiempo. Además, confirmó que sus estudios también fueron doble ciego.

Adenda (15/7/2008): La respuesta de Persinger y la posterior respuesta de los autores se pueden leer aqui.