25 julio 2006

Convirtiendo pensamientos en acciones... ¿Telequinesia?


Matt, está recostado en su silla, una silla adaptada para tetrapléjicos. Está en la habitación de un hospital. Una cama al fondo, una mesilla y varios monitores encendidos. Hasta aquí todo parece normal... Sin embargo, hay algo especial en esta escena, algo que puede cambiar el futuro de muchas personas en su situación. Matt está interaccionando con uno de los ordenadores, moviendo el cursor en el monitor, sin tocarlo físicamente, sólo a través de sus pensamientos. ¿Por fin una prueba científica de los poderes Psi?

En la revista Nature del 13 de Julio de este año 2006 se publican varios artículos y comentarios acerca de los extraordinarios avances que se han producido con las llamadas “neuroprótesis” (o interfaces cerebro-máquina). En este caso se trata de una “prótesis neuromotora implantable” (implantable neuromotor prosthetics). Un conjunto de microelectrodos colocados en la corteza motora (área de la corteza cerebral implicada en el control del movimiento), capaz de registrar la actividad eléctrica neuronal para posteriormente convertirla, con ayuda de un software y los algoritmos pertinentes, en el movimiento del cursor de un ordenador o, llegado el caso, de un brazo mecánico. Estas neuroprótesis, como explica Stephen H. Scott, utilizan los conocimientos obtenidos a lo largo de los últimos años acerca de las bases neuronales de la planificación y control del movimiento en el cerebro de monos.

Una de estas neuroprótesis ha sido implantada por primera vez en la corteza motora primaria de un tetrapléjico, Matt. Matt, puede modular la actividad de sus neuronas motoras a partir de instrucciones como “mueve tu brazo”. De esta manera, y sólo con la intención de mover su brazo, Matt puede mover el cursor de un ordenador. La clave del éxito está en comprender y descifrar qué cambios específicos en la actividad eléctrica neuronal corresponden con la intención (decisión) de realizar un movimiento determinado. Cada vez conocemos mejor cómo funciona nuestro cerebro, aunque a muchos les de miedo reconocerlo...

La neuroprótesis motora implantable ha mejorado los interfaces cerebro-máquina diseñados anteriormente que registraban las ondas cerebrales (EEG) a través de electrodos colocados en el cuero cabelludo. La metodología del EEG, aunque no era invasiva, no era tan avanzada. Hay que tener en cuenta que el EEG registra la actividad simultánea de grandes grupos de neuronas por lo que la señal obtenida tenía una capacidad espacial y temporal muy limitada. Las neuroprótesis, en cambio, registran la actividad de sólo unas pocas neuronas y por tanto las señales neuronales recogidas corresponden con mayor precisión con las intenciones motoras del sujeto. ¿Desventajas? Es una técnica invasiva, con los riesgos que supone una cirugía compleja en el cerebro. Pero la mayor incertidumbre es que aún no se sabe durante cuánto tiempo pueden estos microelectrodos implantados registrar la actividad neuronal. Es importante que duren muchos años, si pensamos en pacientes jóvenes que puedan quedar impedidos físicamente.

Nuestro cerebro interacciona de una manera muy eficiente con el entorno, pero sólo a través de los órganos de los sentidos y de su sistema motor. Y así fue “construido” durante cientos de miles de años de evolución biológica. No existe “señal” o “energía” alguna “proyectada” desde nuestro cerebro y capaz de influir físicamente con el exterior de manera natural... La telequinesia es pura fantasía (al igual que otros así llamados poderes de la mente). Y los interfaces cerebro-máquina son una prueba más de ello. Y las posibilidades futuras son enormes. Quizás con el avance de la tecnología en paralelo a la investigación neurobiológica se pueda “cerrar el círculo”, como comenta Alison abott en Nature. Esto es interfaces cerebro-máquina interactivos, capaces no sólo de ejecutar nuestras intenciones motoras sino también de informarnos acerca de nuestros movimientos y posición en el espacio (propiocepción), como si de miembros biológicos se tratara. Y avanzando un poco más en el tiempo..., ¿hasta dónde y con cuánta antelación podremos predecir las intenciones y decisiones que conforman nuestra conducta? El futuro está más cerca de lo que pensamos.

Tito

18 julio 2006

Puente Ojea y el binomio mente-cerebro


A través de un apunte en Razón Atea titulado El umbral de la religiosidad he tenido noticia de la aparición del último libro de Gonzalo Puente Ojea, Animismo. El umbral de la religiosidad. Siglo XXI, la editora del libro, nos ofrece la posibilidad de leer la introducción de Puente Ojea de la que quiero extraer algunas citas relacionadas con la temática de esta bitácora (las cursivas son del autor y las negritas mías):

"La ciencia ya no admite en nuestros días el binomio inconciliable espíritu-materia y la dualidad metafísica res cogitans-res extensa, todavía enfáticamente presente en Descartes; pero aún coquetea especulativamente con el binomio mente-cerebro [...]. Digamos, más exactamente, que ese coqueteo ya no está en la ciencia rigurosa actual, fiel a las exigentes reglas del método hipotético-deductivo, sino en las cabezas de ciertos científicos -muy pocos y cada vez menos- que todavía arrastran penosamente el pesado lastre de su temprana educación religiosa."

"La ciencia establece hoy que todos los fenómenos mentales son funciones del cerebro en cuanto gran procesador de energía en sus varios niveles; y que las investigaciones empíricas sobre el par mente-cerebro ponen de manifiesto de modo incuestionable el sordo y permanente conflicto de la ciencia con la teología respecto de los referentes existenciales que presentan una y otra. [...] Este monismo es connaturalmente "irreligioso", porque en él no tiene cabida la afirmación de la existencia del alma o del espíritu que exige necesariamente toda "religiosidad"."

"¿Cómo se generaron las "condiciones de posibilidad" para que la especie humana alcanzase los atributos perceptivos, intelectivos y reflexivos de una racionalidad en el grado necesario y suficiente para elevarse a la posesión de las facultades mentales implícitas en el fenómeno multifactorial de la "religiosidad"? Poder responder al núcleo primario y elemental que entraña esta interrogación, tanto desde un punto de vista lógico como biológico, exige que la primera aproximación a un ensayo de respuesta se sitúe en el estudio de las estructuras del sistema nervioso del "sapiens sapiens", y en particular de su cerebro en cuanto órgano central y rector de ese sistema."

Estas citas resumen las tesis fundamentales desarrolladas extensamente en su monumental ensayo El mito del alma (2000), el cual "se despega de la clásica polaridad teísmo-ateísmo, y [...]traslada la dicotomía a un dominio más concreto, pero más ambicioso desde el ángulo científico: se trata de una contraposición mucho más radical, la que se manifiesta entre la religiosidad y la irreligiosidad en cuanto antinomia total". No he tenido la oportunidad de leer el ensayo (de Puente Ojea sólo he leido su magnífico Elogio del ateísmo) pero sin duda alguna sintoniza claramente con los conceptos neurocientíficos (neuroteología) que proponemos en esta bitácora. Es interesante ver además como estos conceptos desbordan ya el campo de la neurociencia para alcanzar el ámbito de la filosofía, donde son utilizados para entender la naturaleza del ser humano (en esa misma línea esta también Jesús Mosterín en su ensayo La naturaleza humana).

Por desgracia, este salto de conceptos aún tardará bastante en alcanzar el periodismo científico (la asignatura pendiente). Como ejemplo (y contraposición a las citas anteriores) puede servir esta entrevista realizada a Jean Pierre Changeux y publicada en El País y algunas de las preguntas que le realiza el periodista: "Habla usted de la conciencia como un estado fisiológico con base neuronal. ¿Esta explicación se puede utilizar para las emociones?" o "¿Se podrían descifrar las emociones desde una base neuronal?" (donde el periodista muestra su perplejidad ante esta posibilidad), "¿Va a facilitar ese tipo de estudios diferenciar molecularmente las acciones conscientes y las inconscientes?" (donde delata su formación pseudocientífica), "¿Por qué ha utilizado la nicotina en sus investigaciones sobre los receptores de la acetilcolina?" (donde simplemente reconoce su ignorancia).

Lupe

08 julio 2006

¿Por qué las revelaciones ocurren en la montaña?

Desde aquel día nunca volvió a tener en cuenta las explicaciones científicas de su buen amigo Olaf. Moisés, pensaba que eran aburridas, nada más lejos de lo que explotó en su interior e iluminó su conciencia aquel día en la cima del monte Transición. El Transición se convirtió en su santuario, su casa. Allí, y sólo allí, fue consciente de la Verdad. Allí encontró respuestas a todas sus preguntas..., sin preguntarlas. Allí fue partícipe de la inefable plenitud..., sin merecerlo. Algo que no podía explicar él mismo..., ¡cómo podría explicarlo Olaf! En ningún otro sitio el “contacto”fue tan nítido y real. Bien es cierto que a veces, de manera espontánea y repentina, podía sentir su presencia mientras trabajaba en el campo o cuando se emocionaba profundamente. Eran pequeños momentos de gloria, pero nada que ver con lo que experimentó en lo más alto de su montaña. Aquel día subió a allí a orar. A penas si probó bocado, se puso a meditar durante horas y horas, sin descanso... Y repitió la misma oración una y otra vez... Y mientras, realizó aquellos movimientos automáticos, cansinos, dominados por la inercia. Entonces ocurrió. Le vio, sintió su maravillosa presencia. Apareció acompañado de un montón de luces de colores preciosas, transmitiendo paz y serenidad. Podía oír su voz, que le hablaba..., sin pronunciar palabra. En un instante se sintió unido a Él, unido a la Humanidad..., unido al Universo. Su cuerpo se convirtió en un mero transporte, lo abandonó, se salió de él y lo vio desde fuera. Habló con Él..., y su vida ya no volvió a ser la misma. Nada que ver con las explicaciones aburridas de su amigo Olaf.

Y apacentando Moisés las ovejas de Jethro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas detrás del desierto, y vino á Horeb, monte de Dios. Y apareciósele el Angel de el Altísimo en una llama de fuego en medio de una zarza: y él miró, y vió que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora, y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Y viendo el Altísimo que iba á ver, llamólo Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te llegues acá: quita tus zapatos de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar á Dios.
(Éxodo, 3: 1-6)

Querido Moisés. (...) En relación con aquello que me contaste que cambió tu vida, que te hizo ver el sentido de Todo, me gustaría comentarte lo siguiente. Son tus viajes al monte Transición. Hemos encontrado fenómenos muy similares al tuyo en montañeros (Why revelations have ocurred on mountains? Linking mystical experiences and cognitive neuroscience). Ellos han descrito experiencias parecidas: sentir y oír una presencia, tener alucinaciones visuales, sentirse fuera del cuerpo... La altitud puede afectar la función del cerebro y alterar la percepción de la realidad. Moisés, la hipoxia asociada a la altitud pudo alterar la función de áreas específicas de tu cerebro y provocar la experiencia de una revelación, una experiencia mística. Experiencias similares han sido provocadas de manera artificial y controlada..., sin Él (experiencias fuera del cuerpo). ¿No hace esto que dudes de tu experiencia? Sí, ya sé que aun cuando similares nunca serán como la tuya... Bueno, pronto hablaremos de esto con más calma. Moisés, me gustaría equivocarme, pero me temo que no es Él sino la montaña la que ha cambiado tu vida. Un abrazo. Olaf Blanke.

Tito